Siglo de Oro Valenciano
El florecimiento literario del siglo XV supone la plena madurez del pueblo valenciano, cuya lengua no encuentra en aquel momento parangón alguno entre aquellas que florecen en los territorios mediterráneos vinculados a la corona de Aragón y este esplendor, que coincide con los momentos de máximo predominio político, va a quedar grabado como impronta en las mentes de los ilustrados del siglo XVIII y de los románticos de la centuria siguiente.
Dos teorías radicalmente diversas intentan explicar el origen de nuestra lengua y aportan en su defensa pruebas “decisivas” para demostrar su autoctonía o implantación respectivamente. Sin embargo entendemos, como hemos apuntado más arriba, que tanta importancia, si no más, que su presunto inicio, tiene el análisis de su lenta configuración hasta llegar a su esplendor ya con el nombre claro, contundente y diáfano de lengua valenciana.
La obra de Ausias March, Jordi de San Jordi, Roiç de Corella, Sor Isabel de Villena o Jaume Roig acaba de conformar una lengua que, en adelante, va a mantener una personalidad diferenciada de su vecina catalana, claramente constatada en bastantes documentos escritos en los que aparecen suficientemente separadas ambas denominaciones. En lo sucesivo y casi hasta nuestros días ambas codificaciones lingüísticas serán, a nivel popular –que es el único criterio existente en aquellos momentos- dos lenguas diferenciadas, sin interferencias y propias de sus respectivas comunidades por mas que se sientan unidas por estrechos vínculos gramaticales y caminen parejas en su marginación y degradación.
La llegada de la imprenta, que atiende prioritariamente a aspectos de difusión comercial, la codificación que Nebrija dio al castellano, la expansión de esta lengua por las Indias, a mas de la llegada a la realeza de Aragón de los Trastamara y la ausencia de un relevo generacional parejo, llevan a una súbita decadencia de nuestra lengua, que se refugia en el ámbito rural, familiar y siempre popular, dándose entre los siglos XVI y XIX un periodo oscuro en el que apenas se dan testimonios literarios en valenciano y abundan las lamentaciones por la marginación a que se ha llegado y no sólo por el profundo cambio político a que ha dado lugar la derrota de Almansa sino, también, por la indiferencia y menosprecio de los propios valencianos ya desde la centuria del quinientos.
Se llega a temer, incluso, por su desaparición; pero nunca estuvo “muerta” sino que a lo largo de los siglos se mantuvo plenamente viva en ciertos ámbitos para-literarios y en la casi totalidad de las comunidades rurales a lo largo del Reino, aunque con una progresiva degradación y aumento del nivel de mestizaje con el poderoso y oficial castellano que incitan ya no sólo a las lamentaciones contemplativas antecedentes sino al planteamiento de fórmulas que remedien tan lamentable situación: simple conservación en Carles Ros, enseñanza en Manuel Sanelo, retornar a los clásicos de Marc Antoni de Orellana y Justo Pastor...
Autores clásicos valencianos
Ausias March
Se sabe que su infancia la pasó en la Ciudad Ducal, donde aprendió Latín y Retórica, hasta que en 1413 a los 16 años de edad, heredó los señoríos de Beniarjo y Pardines. Participó en la conquista de Córcega y Cerdeña, destacando por su habilidad en el uso de las armas y valentía en el campo de batalla, por lo que es armado caballero en 1418 por Alfonso el Magnánimo y en 1424 nombrado “halconero mayor” (El “falco” o “falconet” era una especie de artillería de campaña de gran poder destructivo contra las filas enemigas). Se le concede la jurisdicción criminal y civil sobre Beniarjo, Padrines y Bernisa, concediéndole el “mero” y “mixt” imperio y otros privilegios.
Su nueva residencia pasará de Valencia a Gandia y Beniarjo, donde asiste en 1435 a las Cortes formando parte del brazo militar como Señor de Beniarjo. El 3 de marzo de 1459 muere. Sus restos mortales reposan en nuestra Catedral en la Ciudad de Valencia.
Fue el poeta valenciano más famoso de toda la baja Edad Media, y con el paso del tiempo se ha postulado como el mejor poeta valenciano de todos los tiempos. Su nombre figura en primera línea en la historia de la poesía de los pueblos neolatinos. Considerado “Petrarca valenciano” y “Príncipe de los poetas”.
Escribió infinidad de poesías, pero su obra más insigne fue “Cantics d’amor, morals, spirituals e de mort”. En 1539 fue traducido al castellano, y en 1555 se vuelve a hacer otra edición castellana en Valladolid. La edición de más prestigio en Lengua Valenciana fue la de 1579 de Jorge Montemayor. Los manuscritos de nuestro poeta están en poder de la “Biblioteca Nacional”
Jaume Roig
Completó sus estudios en Paris y Lérida, obteniendo los títulos de Médico y Maestro en Artes. Fue llamado por el Arzobispo Dalmacio de Mur, quien lo introdujo en la corte de Juan II.
Estuvo casado con Doña Isabel Pellicer y de su matrimonio nacieron los hijos Gaspar, Jeronim, Jaume Honorato (que fue vicario general de Valencia), Batiste, Joan, Leonor y Violant (que se hicieron monjas).
De los años 1450 a 1462 fue administrador del hospital de Don Clapers. En 1455 comenzó el libro de “Fabrica de l’obra de Sant Nicolau i Sant Pere Martir", por lo que en la Iglesia de San Nicolás se conserva un manuscrito firmado por el bajo el epígrafe: “Llibre de l’obra de la gloria i arcada de l’iglesia de Sant Nicolau”
Jaume Roig era benefactor del monasterio de la Trinidad y de San Nicolás y en 1456 fue elegido concejal de la ciudad por la parroquia de San Nicolás de la que era miembro, ya que vivió y murió en la calle Cordellats, esquina con Capsers, detrás de la escuela de la Compañía.
Sus hermanos se llamaban: Pere, que fue eclesiástico, Joana y Maria y a él se le conocía como Jaume Roig el joven, para no confundirlo con su padre.
Tanto se distinguió en su profesión de médico que todos lo llamaban “Maestro” y como médico de camara entró al servicio de la reina Maria de Castilla, mujer de Alfonso el Magnánimo en 1458.
Cuando enviudó y huyendo de la peste fue a Callosa d’En Sarria, a casa de su sobrino Baltasar Bou, donde escribió su mejor obra: “L’Espill” (1459-1460), que fue publicada bajo el título de: “Llibre de les dones o Llibre de Consells”. Escrito en verso es considerado el precursor de la picaresca, y algunos críticos lo han catalogado como obra satírica.
Fue un libro de amplia difusión, con sucesivas ediciones: 1531-1532-1561-1562-1563-1573. Más modernamente se han hecho otras ediciones hasta llegar a la actualidad.
Jaume Roig también es autor de “Noves rimades” y en 1474 participó en un certamen literario que dio lugar, junto con otros trabajos de otros autores, a la consecución del libro “Les trobes en lahors de la Verge Maria” .
La caída desde una mula empeoró su estado de salud y el sábado 4 de abril de 1478 moría en su casa de Valencia.
Joan Martorell i Mompalau
Nació en Gandia en el año 1414 donde vivían sus abuelos, el caballero Guillem Martorell, de la Tesoreria Real, y su mujer doña Beatriu. Sus padres, Francesc Martorell, (Jurado de Valencia, que estuvo al servicio del rey Martín el Humano), y Damiata Mompalau, tuvieron un montón de hijos: Joanot, el segundo, Damiata i Isabel (primera esposa d’Ausias March, muerta en 1439, señora del castillo y el Valle de Xalon), Galceran (ciudadano de Valencia), Joan Jofre y Jaume (que fueron donceles) y Aldonça.
Mosen Joan Martorell, Joanot, señor de Murla Y Benibrafim, era un caballero animoso y combativo, altanero, gran amador y pendenciero.
En 1437 desafió a muerte a su primo Joan de Mompalau, acusándolo de haber ofendido de palabra y de hecho a su hermana Damiata. El encuentro no llegó a producirse, pero las peleas se prolongaron hasta 1445. El caso quedó resuelto con la mediación de la reina. Tuvo otros enfrentamientos con Jaume Ripoll, Felip Boil, Pere Mercader i Gonçal de Hijar, por diferentes “litigios”.
Martorell obtuvo el cargo de procurador de Denia y Jávea, viajó mucho por toda Europa, se dice que visitó el Oriente, y según los escritos históricos en 1438 estuvo en Inglaterra, en 1443 en Portugal y los años 1442 y 1454 en Nápoles.
Por su carácter, Joanot formariía parte en más de una acción de guerra, pero únicamente consta que su padre y sus hermanos Galceran y Jofre participasen en la expedición de Alfonso el Magnánimo en Córcega y Cerdeña, junto a Andreu Febrer y Ausias March.
Martorell escribió muchas cartas y un relato de novela caballeresca y tratado teórico sobre la caballería bajo el título “Guillem de Varoic”, pero la obra que lo inmortalizó fue “Tirant lo Blanch”, catalogada como la primera gran novela moderna, por su riqueza de procedimientos y realismo. Es una obra original, sorprendente, de excelente narrativa y exuberante imaginación, propia de un gran escritor que ha leído y viajado mucho.
La novela está basada en gentes de heroicidad y leyenda. Está protagonizada por Tirant lo Blanch, personaje novelesco hijo de Blanca, descendiente del Duque de Bretaña y señor de la Tiranía, cerca de Inglaterra. La historia se desarrolla por Europa, por el Mediterráneo y por Constantinopla.
Como la mayoría de los escritores de su época, Martorell resalta que su obra había sido escrita en “vulgar” lengua valenciana, la normal y usada en tierras valencianas. (Lo de vulgar hace referencia al Latín, lengua culta, en contraposición al “romance”, “lengua vernácula” o “vulgar” lengua del pueblo, la lengua valenciana).
Joanot Martorell no vio su obra terminada, murió soltero en el año 1462. Para que fuera impresa la terminó el valenciano Martín Joan de Galva, a petición de Doña Isabel de Llopis, pero ni éste ni el editor pudieron verlo, pues murieron los dos.
Por fin, en la imprenta de Nicolás Spindeler, el 20 de noviembre de 1490 se hicieron 700 ejemplares, de los que ahora sólo quedan tres: en la universidad de Valencia, en el museo de Londres y en Nova York. Fue traducida al castellano, al francés y al italiano y se han repetido ediciones en 1497, 1873, 1905, 1920, 1924, 1929, 1947, 1954, 1969, 1980 y otras más que se están haciendo en nuestros días. Ha sido considerada como una joya de la novelística medieval y algunos episodios han aprovechado de fuente literaria a Ariosto, Bandello y Shakespeare.
Sor Isabel de Villena
Leonor Manuel de Villena, emparentada con la casa de Cardona, con los duques de Medinaceli y Segorbe y el marqués de Guadalete, se quedó huérfana a los cuatro años y vivió con sus familiares, pero a los quince años, siendo dama de su prima la reina Maria, mujer de Alfonso de Aragón, ingresó en el convento de las Trinitarias de Valencia bajo el nombre de Sor Isabel de Villena. Obtuvo el cargo de Abadesa a los treinta años en 1460, cargo que ostentó hasta su muerte, y en el que se dedicó a la oración, la enseñanza, al misticismo, a las letras y a los buenos consejos.
Escribió “Vita Christi” (de la Reverente Abadesa de la Trinidad) –tal y como constaba al ser publicado en Valencia en 1497. Obra escrita en “Lengua vernácula valenciana”, destinada a la edificación de las monjas, de exposición sencilla, incluso ingenua, que vio la luz por petición de la reina Isabel la Católica, conocedora de la fama de la abadesa y entendida en nuestra dulce habla, se lo encargó a Sor Aldonça de Monsoriu, la sucesora en el cargo de la abadesa de Sor Isabel, quien lo hizo imprimir.
El “Vita Christi” es un relato de la vida de Jesucristo en romance, que tiene la peculiaridad de aceptar muchos temas, episodios y hechos no contenidos en los evangelios canónicos. Su prosa es castiza y espontánea trasmitiendo emoción con gran pomposidad y erudición, demostrando una vasta cultura religiosa, humanística y de la vida, tan humilde como palatina.
Otra obra de Sor Isabel de Villena es el libre de exhortaciones.
Habiendo cumplido los sesenta años, un viernes 2 de julio de 1490 dejaba de existir entre los vivos según certificó el médico de las Trinitarias, el maestro Jaume Roig. Pero su obra el “Vita Christi” la hizo inmortal en los anales de la historia de nuestro pueblo.
Joan Roïç de Corella
Nacido probablemente en Gandía fue hijo primogénito del matrimonio Ausias Roïç de Corella y Aldonça Corella. Poeta inspiradísimo y prosista de estilo elegante, culmina una de las épocas más brillantes de la historia de la literatura valenciana.
Sabemos que su abuelo paterno también se llamaba como él, Joan Roïç de Corella, y estaba casado con Joana de Natera, hija de Joan y nieta de Andreu Natera.
En torno al año de nacimiento de nuestro famoso escritor se han dado distintas fechas. Según los documentos de primera mano que hemos contrastado, bien se puede asegurar que nació hacia el 1438.
Las familias Roiç de Corella y March estuvieron muy bien relacionadas entre ellas, tanto que las dos firmaron, una y otra, diferentes documentos públicos y notariales, tales como testamentos y contractos de matrimonio. Es suficiente si decimos que el padre de nuestro Joan Roïç de Corella fue testigo del contrato matrimonial de Ausias March y Joana Escorna el día 23 de febrero de 1443, y el abuelo, Joan Roïç de Corella, fue albacea ejecutor del testamento de Joan March, hijo de Pere March, poeta, primero de Beniarjo.
Es más, si nos atenemos al testamento de Pere March donde se dice que Joan Roïç de Corella, abuelo de nuestro escritor, era primo hermano suyo, resulta que Ausias Roïç de Corella y Ausias March eran parientes muy cercanos.
Tuvo dos hermanos Luís y Manuel, y una hermana, Dalfina. De la infancia y de la juventud de Joan Roïç de Corella tenemos muy pocas noticias.
Antes de los 33 años de edad ya era Maestro en Sagrada Teología, título del que blasona y envanece.
El título de “Reverendo” aparece continuamente en los documentos de la época atribuido a persones relevantes, no eclesiásticas, y también a los Santos.
En los archivos de Valencia abundan los documentos en los que de alguna manera interviene el maestro Joan Roïç de Corella.
El 30 de agosto de 1478 otorga su testamento delante de Antoni Barreda, en el cual deja sus bienes a su hermana Dalfina, casada con Luís de Figuerola, la cual, a los cuatro días de la muerte de su hermano, el 10 de octubre de 1497, hace donación libre de toda la herencia a Isabel Martínez de la Vera delante del notario Jaume Albert.
De esta mujer nos consta que Joan Roïç de Corella tuvo dos hijos, Joan y Estefania, Isabel pagó a Dalfina unas cantidades que le debía su hermano Joan.
Joan Roïç de Corella moría el día 6 de octubre de 1497.
Bonifaci Ferrer
Fue bautizado en la Pila de la Parroquia de San Esteve, en la misma Pila que lo fue su hermano, el glorioso San Vicente Ferrer. Documentalmente aparecen cinco hermanos de Bonifaci: Pere, Vicent, Constança, Francesca y Agnes.
Siendo aún muy joven, obtuvo el grado de Bachiller en la Universidad de Lérida. Por su obra “De schismate Pisano” sabemos que cursó sus estudios de derecho en Perusa (Italia) y que fue discípulo muy aventajado del famoso Pere Baldo degli Ubaldi. Estos estudios se han de situar un poco antes de 1370 y nunca después de 1375. Este año regresó a Valencia para ejercer la carrera de abogado.
Consiguió el Doctorado en Sagrada Teología. En 1376 el obispo de Valencia lo nombró Profesor de Derecho. En 1381 aparece como Regente de la Asesoría de la Curia de Gobierno del Reino de Valencia. En 1385 fue nombrado asesor del Justicia Criminal de Valencia, y en el año 1388 Jurado de ciudadanos, y poco después en 1389, abogado de la Ciudad.
En 1382 contrae matrimonio con Jaumeta Despont, de la cual tuvo cuatro hijos y siete hijas. Durante la peste de Valencia en 1394, perdió a su mujer y a nueve de sus once hijos.
Bonifaci Ferrer, a consecuencia de las desgracias que le pasaron y seguramente, aconsejado por su hermano Vicente, decidió abrazar la vida monástica e ingresó en la Cartuja de Porta-Coeli el 21 de marzo, de 1396, donde cogió el hábito.
En 1398 fue elegido Maestro de Novicios, y en 1400 Prior del Monasterio. Posteriormente el 23 de junio de 1402, es elegido para el más alto cargo de la Cartuja, XVII General de la Orden.
Tuvo gran influencia en las decisiones que se tomaban en aquel momento en Europa e materias religiosas, debido a la gran amistad con el Papa Benedicto XIII, jurídicas y políticas. Estas actividades las compaginó con la vida monástica.
Participó junto a su hermano San Vicente, en el Concilio de Caspe, donde se decidía el sucesor del Rey Martin el Humano.
El año 1415 sale de su Cartuja por última vez con el fin de asistir en Perpiñan a una gran reunión, para ultimar lo referente al Cisma de Occidente.
Habiendo cumplido su misión diplomática volvió a la Cartuja del Valle de Cristo, donde murió al año siguiente, el 29 de abril de 1417.
En su trabajo literario predominan las obras en latín, referidos a temas cartujanos, sobre el Cisma y jurídicas. En Idioma Valenciano aparece la obra GOJOS DEL ROSER, y multitud de sermones. Pero indudablemente la obra más destacada es la traducción a la Lengua Valenciana de la BIBLIA, BREVIARI, MARTIROLOGI I EPISTOLES DEL CICLE LITURGIC ANUAL
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